En esta colección de entrevistas titulada «Seguimos en contacto», cineastas, actrices y actores franceses, todos confinados estos días, han charlado con una serie de periodistas de cine extranjeros, para quienes el cine francés sigue siendo una mirada y una forma de expresión que abre horizontes.
En esta nueva entrega, realizada a distancia, UniFrance ha querido poner en contacto a la actriz y directora Sandrine Bonnaire con el periodista brasileño Rodrigo Fonseca, que escribe para c7nema, O Estado de Sao Paulo.
Rodrigo Fonseca : ¿Qué películas podría recomendarnos para esta cuarentena?
Sandrine Bonnaire: Con confinamiento o sin él, me atrevería a proponer Rey por inconveniencia, dirigida por Philippe De Broca. Se trata de una película sobre la guerra y el encarcelamiento, situada durante la Primera Guerra Mundial, en un pequeño pueblo invadido por los alemanes. Todos los habitantes se han ido, excepto los locos, encerrados en un manicomio. Pero ahora éstos salen, están libres…
¿Qué películas ha visto desde el confinamiento?
Respecto al cine que veo en estos momentos, hay de todo. Normalmente suelo mirar series, porque nunca tengo tiempo. Pero ahora he visto hace poco «The Crown» con mi hija mayor. Ha sido muy interesante poder aprender tanto sobre la historia de Inglaterra, y sobre todo, comprender hasta qué punto la Reina está limitada en el ejercicio del poder. Gracias a esta serie, también he descubierto a grandes actrices y actores.
¿Cómo podría animar al público cinéfilo de Brasil?
¡Pues les diría que en estos tiempos de confinamiento estoy bailando muchísimo! Me encanta bailar, sobre todo la música de Jorge Ben y Gilberto Gil. Desde siempre, la música brasileña me ha acompañado a todas partes. Me gusta mucho vuestro país. ¡Volveré cuando cambiéis de presidente!
¿Cómo explicaría a los lectores brasileños la importancia de Agnès Varda en su carrera cinematográfica?
Le debo muchísimo. Gracias a ella, he podido afirmarme en esta profesión. Siempre cuento que cuando conocí a Maurice Pialat, yo era todavía una flor, y cuando conocí a Varda, me convertí en un árbol. Eso lo resume todo. Agnès no marcaba ninguna diferencia entre actores y técnicos. En el plató, no existía jerarquía alguna. Como actriz, Agnès me pedía trabajar mi lado visceral. Ha sido alguien muy importante para mí. A veces, podíamos no estar de acuerdo durante el rodaje, pero creo que yo era demasiado joven para comprenderlo todo. Años más tarde, hemos vuelto a coincidir y nuestra complicidad ha funcionado bien cuando yo misma he empezado a trabajar como directora.