El 21 de abril de 1944, hace 80 años, la mujer obtenía el derecho al voto en Francia. Así pues, Francia ha sido uno de los últimos países de Europa en conseguir este derecho. ¿Cómo se explica tal tardanza ? Es lo que trata de explicar el documental Citoyennes !, emitido en abril pasado por la cadena francesa LCP (La Chaîne Parlementaire). Jean-Frédéric Thibault, el coautor y codirector del documental, y Arnaud Xainte, productor para Illégitime Défense, igualmente el distribuidor del documental a nivel internacional, nos cuentan la génesis del proyecto y el impacto que éste puede tener en el extranjero.
Unifrance: Citoyennes ! se ha estrenado en el marco de los 80 años de la obtención del derecho al voto para la mujer en Francia. ¿Cómo surgió el proyecto?
Jean-Frédéric Thibault: Cuando eres director de documentales, te pasas el tiempo investigando, mirando los aniversarios históricos, las fechas. Y, por casualidad, encontré esta información: ¡que en el 2024 íbamos a celebrar los 80 años del derecho al voto de la mujer en Francia! Me parecía algo muy reciente. Así que, seguí investigando y descubrí que casi toda Europa había otorgado este derecho justo después de la Primera Guerra Mundial. Ocupamos el puesto número 59 en Europa. ¿Qué ocurrió? Además, Francia es la patria de los Derechos Humanos, y tenemos una representación importante de la mujer en la República, concretamente con Marianne. Este fue el punto de partida: todos los países otorgan este derecho, y nosotros esperamos treinta años para hacerlo. ¿Por qué?
Existen muchas explicaciones posibles, pero la más probable, y es la que nuestra historiadora nos ha confirmado, es que durante la Primera Guerra Mundial todo implosionó, se crearon nuevos países, hubo pactos, cambios de gobierno en casi todos los países europeos, excepto en Francia, donde seguíamos todavía en la vieja República. Y con la gente de derechas convencida de que si otorgábamos el derecho al voto a la mujer, éstas votarían a la izquierda, y con la gente de izquierda convencida de que las mujeres votarían como sus maridos, un voto católico y conservador.
La ley se votó en 1919, pero nunca llegó a registrarse. Entonces, hemos desentrañado toda la historia de la mujer desde la Revolución Francesa. Ya que todo empezó en Francia, en 1789. La idea de conceder el voto a la mujer empieza con Olympe de Gouges y Condorcet. De ser los primeros, pasamos a ser los últimos en Europa.
Arnaud Xainte: Esta cuestión también forma parte de un debate mucho más amplio que estamos tratando de manera intermitente desde hace más de diez años. En el 2015, produjimos el documental "Le fabuleux destin d’Elisabeth Vigée Le Brun", un destino de mujer increíble. Esta señora afirma que antes de la Revolución Francesa, las mujeres eran libres, y que la Revolución les quitó esta libertad. Decidimos investigar y pudimos comprobar ¡que en siglo XIX se vivió un retroceso enorme! Se mandó a la mujer, en todo caso a la mujer burguesa y aristócrata, que tenía por delante el potencial de la emancipación, ¡de vuelta al hogar, a la cocina, a ocuparse de los niños!
Con la llegada del #MeToo, también nos hemos interesado en la cuestión de la masculinidad, de la virilidad. Todos estos temas, los derechos de género y los derechos dentro de la pareja, ya nos interesaban, pero no los habíamos tratado realmente. Al final, estas cuestiones han surgido de manera algo inesperada, por la historia del derecho al voto de las mujeres.
¿Querían abordar un tema feminista?
AX: Pero no desde un punto de vista político o reivindicativo, sino antropológoico, sociológico e histórico. Nos hemos dejado llevar por nuestra curiosidad natural, y ello tenía sentido con la Cadena Parlamentaria.
JFT: Hemos querido hablar de todas estas mujeres olvidadas, que lucharon por sus derechos, a veces de manera muy violenta, sobre todo en Inglaterra, donde la violencia cobraba doble sentido. Hemos aprendido una serie de cosas totalmente increíbles, y de una violencia poco común, como por ejemplo la alimentación forzada. También hemos querido hablar de las mujeres que estaban en contra del voto femenino. Como George Sand, que no estaba realmente en contra, pero pensaba que conceder el voto a la mujer no servía de nada, si antes no se le daba una instrucción. De hecho, opina igual respecto a los hombres. Por otro lado, Victor Hugo defendía el derecho al voto femenino. Hemos aprendido un montón de cosas y muy interesantes.
AX: No olvidemos que no podemos mirar la Historia desde un punto de vista contemporáneo. Tenemos que situarnos siempre en el contexto histórico. La perspectiva histórica ha sido importante para poder producir y realizar un documental con matices, en el que se muestran claramente las etapas de una forma de emancipación. Y esta emancipación va más allá del derecho al voto, ya que, después del derecho al voto en 1944, ¡las mujeres han tenido derecho a abrir una cuenta en un banco y a gestionar su dinero solamante en 1965! Recuerdo a una compañera de trabajo de mi madre, que fue maestra en los años 80, que no sabía cuánto ganaba porque era su marido quien le gestionaba su dinero, todo esto años después de tener derecho a abrir una cuenta en el banco. Hubo que reequilibrar las relaciones entre hombres y mujeres, algo totalmente necesario ya que no había legitimidad desde el punto de vista de la organización de la sociedad.
¿Cómo llevaron a cabo el trabajo de búsqueda documental, de archivos y cómo reunieron a los historiadores en torno a este tema? El documental cuenta con archivos totalmente inéditos, como el cortometraje de Alice Guy.
JFT: Este cortometraje lo descubrí hace algunos años, gracias a una montadora con la que trabajo a menudo, y tenía muchas ganas de utilizarlo. Es muy divertido, y también algo ambigüo, ya que el «gran reemplazo» no se sabe muy bien si es una crítica al feminismo excesivo o una crítica a los hombres.
Respecto a los archivos, no hemos trabajado con documentalistas, sino que hemos intentado encontrar información fuera de lo común y sobre todo tratar el tema con algo de ligereza. Los ponentes los encontró Stéphanie Thomas, la codirectora, que también es periodista. Los archivos ilustran la aportación de los ponentes. También hemos utilizado algo de animación, una dosis homeopática, para dar un toque de ligereza al tema.
AX: Volviendo a Stéphanie, nos parecía totalmente necesario incluir a una mujer en la dirección del documental.
JFT: Su aportación ha sido sobre todo desde su experiencia como periodista.
AX: Stéphanie ha dirigido muchos documentales para la radio, para el programa «Les Pieds sur Terre», en la emisora de France Culture, y tiene una gran facilidad para encontrar los ponentes adecuados. Por ejemplo, es ella quien encontró a las mujeres centenarias que votaron por primera vez en 1945. Este trabajo en pareja nos ha permitido contar con puntos de vista y perspectivas distintas. Además, la madre de Stéphanie es holandesa, ella ha vivido largos años en Bélgica, lo cual aporta un bagaje cultural y social diverso, que enriquece el proyecto.
¿Era algo importante para ustedes el poder contar con una diversidad de puntos de vista sobre el tema, a escala internacional, especialmente en Europa?
JFT: Totalmente, era el punto de partida para explicar por qué en Francia teníamos tal retraso. Hemos querido comparar los diferentes sistemas y las diferentes políticas. En Europa, los primeros fueron los finlandeses, tenían una visión completamente distinta sobre el lugar del hombre y de la mujer en la sociedad. El mundo estaba dividido en dos, pero no como en Francia. Los hombres se ocupaban de traer dinero a casa, mientras que las mujeres se ocupaban de que el país funcionara. Por eso, todo fue sorprendentemente sencillo en Finlandia. También hemos incluido la intervención de una historiadora inglesa, para que nos contara la historia de las sufragistas, fundamentales en la historia del sufragio femenino.
AX: Trabajar con La Chaîne Parlementaire ha sido un puro gozo. Ha sido muy interesante desde el punto de vista editorial, pero también respecto a las ventas internacionales. Cuando quieres rodar con colaboradores extranjeros, y necesitas encontrar gran cantidad de archivos, hay que recurrir a otras fuentes de ingreso, y dirigirse al extranjero.
A estas alturas, muchas personas fuera de Francia consideran el documental demasiado francés. En Canadá, por ejemplo, en Quebec concretamente, la mujer ha tenido un recorrido muy distinto, la pareja no se concibe para nada de la misma manera. Para ellos, lo que contamos les parece muy lejano, incluso si hemos introducido un poco América, que se acerca más a su experiencia. En Bélgica están preparando algo sobre la mujer y el destino belga. Nos hemos topado con estos límites. Pero, a pesar de todo, hemos hecho algunas ventas (RTP en Portugal y Ceska TV en República Checa), y creo que a largo plazo, las cosas irán saliendo.
¿Cuáles son las claves que este documental puede aportar hoy en día, en un contexto ciertamente mucho más igualitario, pero en el que aún quedan muchas batallas por librar?
JFT: Nuestra visión es la europea. Pero para la mujer en África, o en otros países del mundo, aún queda mucho trabajo por hacer. Tenía muchas ganas de acabar el documental con el mensaje de Anne-Sarah Moalic. Al principio, Stéphanie y yo no estábamos de acuerdo. Pero es la lógica de la historia. La mujer lleva cien años luchando para obtener sus derechos. Por supuesto, aún existen desigualdades salariales y quedan cosas por arreglar, pero vamos por el buen camino, y la gente escucha.
Respecto a los hombres, llevamos 3.000 años con la misma imagen sobre la virilidad y la fuerza, pero simplemente ya no encaja. Lo que me interesaba era terminar sobre esta apertura algo inesperada: que el próximo combate será un combate humanista, en el que el hombre también encuentre su sitio en la sociedad. Muchas mujeres plantean el tema de esta masculinidad. Creo que vamos a tratar de trabajar juntos para encontrar un equilibrio social y despojarnos de todos estos tópicos de la virilidad triunfante, que de todos modos, se derrumbó después de la Primera Guerra Mundial, para volver a crear otros tópicos fuertes.
AX: No se trata de un sexo que se enfrenta al otro, sino encontrar un nuevo modelo social. Y preguntarnos todos juntos ¿cómo volver a inventar las cosas?
JFT: Me parecía interesante acabar con esta idea y volver a abrir el debate sobre algo nuevo. Y que lo diga una mujer, añadía importancia al mensaje.
¿Cuáles son las bazas del programa a escala internacional?
AX: He realizado varios documentales sociales basados en casos franceses, como "L'Enfant du double espoir". Siempre es interesante empezar por un caso extranjero para analizar su propia sociedad, ello te permite ganar distancia. Hace 16 ó 17 años, hice un trabajo estupendo con la venta de una película que hablaba de Grigny la Grande Borne, una ciudad del extrarradio del sur de París. Era una inmersión en esta ciudad, ¡y la vendí hasta a la NHK! Fue sorprendente, decía mucho sobre la vida cotidiana de los pobres. El hecho de que se centre en Francia no es un problema, porque hace reflexionar a la gente sin afectarle.
Hay otro aspecto interesante, y este es más bien para los jóvenes. Es lo que dicen nuestras primeras votantes centenarias: «¡Nunca he faltado a unas elecciones! Con lo que nos costó ganar este derecho, ¿cómo se nos ocurriría no ir a votar?»
Es un derecho del que tenemos la impresión hoy en día que es inmutable y que siempre ha estado ahí. Pero no, ¡es reciente! Ya estamos viendo cómo está siendo atacado el derecho al aborto en los Estados Unidos. Debemos permanecer atentos, proteger estos derechos, ya que son muy valiosos, ¡y hagamos uso de ellos! No ir a votar también es votar en un sentido. Debemos tomar una decisión y comprometernos.
JFT: Nada de esto es trivial: si hubo mujeres que murieron por esta causa, tuvo que haber una razón.
AX: Hacer sociedad es elegir un destino común. Y si los que forman la sociedad no gozan de los mismos derechos para expresar sus voces sobre este destino común, ¿en qué se va a convertir esta sociedad? Si con esta película conseguimos que la gente se pare a pensar sobre todo ello, nos sentiremos muy satisfechos, ya que este tipo de temas sirven para eso.