Olivier Albou trabaja como agente de ventas internacionales desde hace veinte años y dirige junto a Laurence Schonberg la agencia Other Angle Pictures desde hace diez años. Olivier Albou ha venido a los Rendez-Vous de New York, y a continuación irá al Mercado del Cine Francés de Miami para vender principalmente cine francés de comedia. Ardua tarea en los Estados Unidos.
¿Existe una puerta abierta en los Estados Unidos para el cine francés de comedia?
¡Lo que existe es una puerta cerrada! Aquí no se puede vender cine francés de comedia, pues la mentalidad es que si se trata de una comedia para jóvenes, se considera como un producto competitivo en línea directa con la comedia americana para jóvenes, con muy pocas probabilidades de que se vea. Y si se trata de una comedia para un público más maduro, te piden un casting conocido, como Deneuve, Huppert… Por ejemplo, una comedia que ha funcionado de maravilla en todo el mundo, como es Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, no se ha podido estrenar en los Estados Unidos. Ello nos obliga a encontrar una vía de entrada para las comedias y lo hacemos vendiendo los derechos de remakes o con la venta a plataformas de SVOD, como hemos hecho con Cita a ciegas o The African Doctor. Es una suerte que estos modelos de comercialización existan, pues han permitido la entrada de estos productos en el mercado, algo imposible en el pasado. Lo ideal sería que la comedia francesa pudiera hacerse un hueco en los Estados Unidos, como ha ocurrido recientemente en muchos otros países. Excepto en Inglaterra, la comedia es el género de cine francés que mejor se vende en Europa.
¿Y no será que el mundo anglosajón es sencillamente hermético al humor francés?
Puede ser, pero me niego a pensar que es solo éso. En los mercados, cuando se proyectan comedias, veo a los compradores anglosajones reir sin parar, pero al final no compran nada porque temen que el producto no guste al público. Esto funciona así: si el distribuidor americano ve que la película trae buena prensa, la compra para los cines de Arte y Ensayo. Pero si la prensa no es buena, piensan que no va a encajar en ningún cine. Con esta mentalidad, que solo se guía por un público mayor que casi no va a ver comedias, solo podemos proponer cine de Arte y Ensayo. Entonces tenemos que cambiar la manera de ver las cosas y decirnos que hay que dejar de pensar solo en la crítica y pensar también en el público, hacer una campaña de márketing adecuada para alcanzar a éste sector. En los Estados Unidos, una película o bien es de autor o bien es de estudio, no existe todavía un término medio.
De manera concreta, ¿cómo pueden cambiar las cosas?
Bastaría con una película para cambiarlo todo. Una película que al principio no interesa a nadie y al final resulta que tiene un éxito enorme. En Other Angle hemos vivido esta experiencia con Se nos fue de las manos, una película que todos los distribuidores rechazaron al principio y que al final la compró Universal y nosotros la cogimos para la explotación internacional. Pues la vendimos por todas partes, menos en los Estados Unidos, porque no teníamos los derechos. Babysitting supuso una pequeña revolución y nos enseñó que una comedia, primer largometraje y actores desconocidos, podía funcionar. En estos último cinco años ha habido otros casos. De hecho, en Alemania, Italia y España están al quite, ¡pues no se quieren perder la próxima comedia! Esto no ha ocurrido todavía en los Estados Unidos. Si pudiéramos vender una comedia de vez en cuando, con 4 ó 5 millones de dólares de taquilla, crearíamos una dinámica estupenda. Todo está en manos del distribuidor. Tienen que convencerse de que si hacen algo distinto, podrían obtener mejores resultados. Y si además, el distribuidor sabe que Amazon o Netflix están esperando detrás, eso le puede garantizar cierta tranquilidad. Por otro lado, el desatasco de programación en las salas y el aumento en la SVOD podría dejar algo de espacio para la comedia francesa. Y bastaría con un par o tres de éxitos comerciales y las cosas cambiarían. También podríamos pasar por una alternativa posible: vender en directo a los cines, dejando de lado a los distribuidores. Si el producto no interesa a los distribuidores, quizás sí interese a los cines. La digitalización lo simplifica todo: los cines pueden perfectamente explotar las películas directamente desde el agente de ventas. No se trata de apartar a los distribuidores, sencillamente es una idea que estamos pensando en desarrollar.