Maria-Christina Villaseñor es la directora de programación del Festival Internacional de Cine para Niños de Nueva York (NYICFF), festival que cumple este año su 25º aniversario y cuyas fechas (23 de febrero – 18 de marzo) coinciden con los Rendez-Vous de New York. Este año el NYICFF ha seleccionado casi 20 películas francesas, lo que confirma una vez más la fuerte presencia del cine de animación francés en la escena internacional.
¿El concepto del festival ha cambiado desde que se creó?
El espíritu sigue siendo el mismo, o sea, poner al alcance de los niños a cineastas y películas del mundo entero. Pero el festival ha cambiado bastante, sobre todo porque hemos querido proponer a los niños un cine más complejo, que les sorprenda más y les incite a la reflexión. Poco a poco, y sobre todo porque estos últimos años el cine de animación está ocupando un espacio cada vez mayor entre los aficionados al cine, nos hemos dado cuenta de que nuestra programación interesa también a adultos que adoran la animación, y que se han dado cuenta de que existen pocos lugares, incluso en una ciudad como Nueva York, donde poder verlo, exceptuando las películas americanas. Y también nos hemos adaptado a los nuevos lenguajes del cine: este año hemos inaugurado una sección de RV, esperando poder ver una nueva forma de expresión artística ponerse en marcha.
Con 5 largometrajes y 13 cortometrajes, el cine francés tiene una representación consecuente en la edición del 2018. ¿Es ello objeto del azar?
No, en absoluto. El cine francés siempre ha estado muy presente en el NYICFF, sobre todo en lo que se refiere a la animación. Este año hemos tenido una inmensa suerte con Benjamin Renner que ha venido a presentar su película El Malvado zorro feroz, y a intercambiar con el público. Me he fijado también en la fuerte presencia de mujeres directoras de cine de animación en Francia, cosa de la cual me alegro. El cine de animación tiene una larga tradición en Francia, donde existe una verdadera libertad de expresión, sobre todo con los diálogos. Sin olvidarnos de la animación clásica en 2D, relacionada con la literatura para niños, como es el caso de Ernest & Célestine, que tuvo un éxito enorme cuando la presentamos aquí hace algunos años. Este tipo de animación no ha sido destronada por la 3D, incluso si de las escuelas de animación en Francia están saliendo directores de animación en 3D con un talento enorme. Es el caso del cortometraje Gokurosama, dirigido por un grupo de estudiantes franceses, que transcurre en un centro comercial en Japón. Tiene mucho humor y originalidad visual, es un corto que me gusta en particular.
¿Cree que el público joven elige las películas según el país del que procedan? ¿Supondría ello un problema?
Somos un festival internacional que califica para los Óscars y queremos que las películas que seleccionamos sean tomadas en serio según ell país y la cultura de los que procedan. En la medida de lo posible, las películas se proyectan en versión original. Y como hay mucho público francófono, ¡el francés se oye bastante en nuestro festival! No solemos submestimar a los niños. Los festivales se suelen poner un poco nerviosos cuando hay que presentar las películas en versión original. Nosotros hemos notado que cuando los niños ya saben leer, les encanta leer los subtítulos, para ellos es hacer una cosa que hacen los adultos. Además, algunos ya hablan francés y otros hablan otros idiomas que aparecen también en las películas. Nueva York es una ciudad muy cosmopolita. Sabemos que los niños hoy en día están más metidos en la imagen que en el pasado, pero también sabemos que siempre hay una distancia entre lo que ven y lo que interpretan, sobre todo cuando se trata de una cultura extranjera. Pienso que hoy en día es esencial inculcar la cultura en los niños, hacer de ellos espectadores activos. Por ello organizamos un importante número de actividades en torno a las películas: les hacemos votar, les presentamos a los directores, para que sientan el deseo de charlar con ellos después de la proyección, y por supuesto, los debates. No olvidemos que el NYICFF es ante todo, un espacio de encuentro.