Todo empezó cuando recibimos una larga carta comunicándonos que habíamos sido elegidos para el Festival Internacional de Cine de Rochester.
Dicho festival se distingue de otros por el hecho de que anuncia la aceptación o rechazo de las obras enviando una carta en la que explica con todo lujo de detalles las razones artísticas y técnicas que motivaron su decisión. Es algo tan poco frecuente que nos dejaron boquiabiertos.
Nous dispusimo pues a salir de viaje rumbo a Rochester, impacientes por conocer a esas personas tan rigurosas y positivas a la vez, amantes del cine.Una vez allí, descubrimos el famoso comité Movies on a Shoestring, formado por una serie de voluntarios entusiastas, apasionados y generosos.Tan generosos que son ellos mismos los que alojan a los directores durante el festival. No hicieron todo lo necesario sino mucho más aún para que nos sintiéramos bien, no nos faltara nada y para recibir al numeroso público que acudía a las salas cada tarde.
Ya que si los organizadores son voluntarios es precisamente porque las proyecciones son gratuitas. Y aunque aceptan donaciones, son personas que defienden su festival y la gratuidad del mismo.Por eso, uno se siente muy halagado al ver el numeroso público del mundo entero que acude feliz a esa mágica sala de cine.
Y lo cierto es que no es corriente que se le proyecte a uno una película en el Dryden Theatre, la sala privada de cine de 600 localidades de George Eastman, fundador de Kodak. En esa sala contigua a su vivienda es donde organizaba sus proyecciones privadas y donde Louise Brooks descubrió por primera vez Loulou (Pandora’s Box), mucho antes de su estreno en 1929. Esta es una de las muchísimas anécdotas que se nos relataron durante la visita de la espléndida casa Eastman que organizó el festival.
El momento más fuerte fue la visita del centro de conservación de archivos fílmicos situado en el sótano del edificio. Las colecciones personales de Scorsese y de Spike Lee figuran entre otros muchos carretes. Varios siglos de cine le contemplan al visitante en la fría cámara de ese minúsculo Alcatraz del séptimo arte.
Así es como honrados y febriles entran cada tarde los cineastas en el Dryden Theatre a ver su copia proyectada en 35 mm, además de escuchar los elogiosos comentarios de un público encantado de descubrir esos filmes del mundo entero, obra de profesionales o de estudiantes de cine.
Ya que el festival muestra cortometrajes (y nada más que cortometrajes) con gran afición y entusiasmo por ese género - considerado muchas veces, por desgracia, como el pariente pobre del largometraje - como lo demuestran las salvas de aplausos a los cineastas antes incluso de proyectar sus obras.
Es un festival sin concurso ya que éste tiene lugar antes, como lo prueba la carta recibida. Por esa razón precisamente todas las obras reciben un premio: el Shoestring Award de la cinta del año (un par de cordones de zapatos). !
Vaya festival y vaya encuentros!
Salimos de Rochester llenos de emoción, con la cabeza llena de imágenes y el corazón lleno de cordialidad, y con la extraña sensación de llevarse un trocito de historia del cine en el bolsillo.
Lo que hace falta para cargar pilas y partir hacia nuevos proyectos sin olvidar volver a presentar una nueva candidatura para Rochester.
Julie Voisin & Mathieu Simonet
Actriz & Director de Prunelle & Mélodie
Web del Rochester International Film Festival
http://www.rochesterfilmfest.org/
Página Facebook
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