Critica
Segundo film de la etapa americana de Louis Malle y para algunos el mejor de la misma. Escribe el guión el dramaturgo John Guare (“Seis grados de separación”, Schepici, 1993) a propuesta de Sarandon. Se rueda en exteriores de Filadelfia (Pensilvania), Atlantic City (NJ), Margarte (NJ), NYC y Montreal (Canadá), entre el 31-X-1979 y el 5-I-1980. Nominado a 5 Oscar, gana el León de oro (Venecia). Producido por Dennis Héroux y John Kemeny, se estrena el 2-IX-1980 (Festival Venecia).
La acción dramática tiene lugar en Filadelfia, Margate, Atlantic City y una localidad próxima, entre mayo y diciembre de 1979. Lou Pasco (Lancaster), antiguo guardaespaldas del gángster Pinza, de unos 60 años de edad, malvive como agente de pequeñas apuestas ilegales. Amante de Grace, viuda de Pinza, se enamora de su vecina, la joven canadiense Sally Matthews (Sarandon), a la que admira desde lejos. Se siente desilusionado, derrotado y solo. Vive refugiado en un pasado imaginario. Siempre deseó ser amante de una mujer joven, un héroe rico y un gángster importante. Ella trabaja como camarera en la cafetería de un casino y por la noche asiste a clases de crupier. Es solitaria, idealista y necesita dinero con avidez. Aspira a ser crupier del casino de Montecarlo.
El film suma drama, crimen, gángsters, thriller y romance. Es la segunda colaboración de Malle y Sarandon, que entonces formaban pareja sentimental. El guión, a cargo de un amigo de Sarandon, está cortado a la medida de Lancaster y Sarandon. Sus papeles corresponden a dos soñadores. Lou vive de recuerdos, fantasías e ilusiones de grandeza, que le sirven de refugio para evadirse de una realidad monótona, aburrida y tediosa. Sally, tras el fracaso de su matrimonio con un joven cocainómano, se refugia en la ciudad del juego para tomar clases de crupier. Su sueño es llegar a ser la primera mujer crupier del casino de Montecarlo. La interacción entre los dos personajes permite a Lou vivir una aventura en la que intervendrá como conquistador, matón y gángster acaudalado. A Sally le va a permitir viajar a Europa. Los dos saldrán beneficiados en lo que más necesitan.
El film reflexiona sobre las diferencias que separan sueños e ilusiones de la realidad; sobre los cambios que ha de experimentar una ciudad para transitar con éxito de un pasado superado a un futuro de prosperidad; y sobre el proceso de envejecimiento y pérdida de facultades de las personas humanas. Destaca la profundidad del análisis psicológico de los personajes y el afecto con el que son tratados. Valora positivamente las diferencias humanas, la tolerancia y el sentido humanitario. Recurre a la ironía, la sátira y el humor. La ambientación es realista, sobria y desprovista de adornos añadidos. Se sirve de símbolos que acogen y dan sentido a la historia, como la ciudad que ha de demoler antiguos edificios hoteleros anacrónicos para dar paso en su lugar a nuevas instalaciones dedicadas a nuevos usos.
El estilo del film es ligero, realista, sensible y clásico. La historia está explicada con claridad, sencillez y eficacia. Los diálogos son naturales y evitan toda artificiosidad. La narración se presenta construida con gran fluidez. Las escenas de acción están narradas con soltura y corrección. Los personajes están bien desarrollados y son creíbles. Todos son portadores de heridas profundas, que dan testimonio de su condición de perdedores castigados por la vida.
La música, de Michel Legrand (“Los paraguas de Cherburgo”, Demy, 1964), aporta una partitura melancólica de uso estrictamente ambiental. Sólo se oye la música de la radio, la voz humana o de algún instrumento musical. Añade una canción de Paul Anka ("Atlantic City, My Old Friend"), un fragmento de la ópera “Norma” (Bellini) y la antigua canción dedicada a la ciudad “On The Boardwalk of Atlantic City”, de 1946. La fotografía, del belga Richard Ciupka, en color y panavisión, se recrea en primeros planos, planos de detalle y aproximaciones que concluyen en primeros planos. Ocasionalmente hace funciones de cámara subjetiva al servicio del voyerismo de Lou. Buenas interpretaciones de Lancaster (68 años) y Sarandon (34 años), que obtienen, respectivamente, la última y la primera de sus nominaciones al Oscar. Sarandon alcanza gracias al film la condición de gran estrella.
© Miquel
Source : filmaffinity.com