Alevina es un político conocido de su país. Va a dar comienzo la campaña para las elecciones legislativas y no es nada seguro que vuelva a ser elegido: hasta su propia hija se ha pasado al campo enemigo.
La dirección de su partido, capitaneada por Kouka, su protector, hace todo lo posible por lograr que triunfe. Hace venir de París al hijo de uno de sus viejos amigos, especialista en marketing político.
Todo hubiera podido arreglarse de no haber sido porque Alevina, gran mujeriego, cae en desgracia... de erección. Harta de un marido tan faldero, su mujer habïa ido a consultar a una Nganga (bruja) para que le metiera en cintura.
Y lo hace tan bien que Alevina se vuelve impotente. No soporta sentirse disminuído, pierde los estribos y con su actitud siembra el pánico en la dirección del partido. Para Alevina las elecciones han pasado a un segundo plano. Por el momento lo único importante es probarse que sigue siendo un hombre.
Tras varios intentos a cual más fallidos con mujeres, se dedica a Wissi,una joven que juega a mujer fatal y a la que tambien persigue Kinga, el mecánico de Alevina. En el cantón de Inongo, su distrito electoral, la noticia causa gran revuelo.
Kinga no es ningún don nadie por muy mecánico que sea: pertenece a una familia distinguida del grupo étnico dominante. Además, a su familia le gustaría que destacara más.Georges, el contrincante de Alevina, ya lo había observado por lo que le propone ser su suplente y Kinga, por despecho y deseo de recuperar a Wissi, acepta.
La nueva alianza compromete aún más la difícil situación en que se encuentra Alevina obligando a los suyos a idear, a la desesperada, estrategias electorales inverosímiles.