Ibrahim, Soliman, Manar y Altayeb son cineastas y amigos desde hace más de 45 años, idealistas y profundamente humanos.
Han vuelto a encontrarse, tras largos años de separación y exilio, para hacer realidad un viejo sueño: hacer cine en Sudán.
Tienen claro que quieren hacer perdurar su trabajo y propagar el amor por el cine. A través de las imágenes que han creado, las que perdieron y las que siguen siendo un deseo, van a mostrar el lado horrible y el lado bello de su país.