Jeanne, de noventa y dos años, va a visitar a su hija Édith, de setenta y tres años, que ha decidido irse a vivir a una residencia de ancianos. Jeanne quiere convencer a su hija de que se vuelva a la casa familiar. Pero Édith en realidad se marcha para facilitarle las cosas a su madre, pues según piensa, su madre no podrá quedarse sola mucho más tiempo.