"Aquí no crece nada, ni la burla de los pobres, ni la risa grasienta del poder". El relato de un texto va hilando la película, envuelta en el poder de evocación de las palabras. Palabras que concentran la poesía de la rebelión y la violencia de la historia individual frente a la historia colectiva. A la brutalidad del destino responde la crudeza de las palabras. Desde el puente que une pasado y presente, Zaho Zay rastrea las heridas de Madagascar como las heridas de la infancia. Las nanas y cuentos infantiles avivan las magulladuras de la Historia, la pequeña y la grande, mientras que en las imágenes sobreviven los gestos, la tradición, la sabiduría popular. Allí donde el pasado encarcela, las imágenes resisten y las palabras resucitan.