Después de dos años trabajando en el Departamento de Ventas Internacionales para Films Distribution, convertido más tarde en Playtime, Georgia Poivre ha volado hasta el otro lado del Atlántico para instalarse en Nueva York y trabajar para Cohen Media Group, un distribuidor histórico de cine francés en los Estados Unidos.
Pasar de trabajar en ventas internacionales a la distribución de cine francés en territorio americano, es como pasar al otro lado del espejo. ¿Cómo percibe ahora la situación del cine francés en los Estados Unidos?
Te permite sobre todo tener una visión real del mercado, ya que cuando se trabaja en ventas, ¡se tiende a ser más bien optimista sobre el potencial de las películas francesas en el extranjero! Cuando uno pasa al otro lado y descubre las cifras, y comprende que hay que luchar a diario para que las películas sean programadas en las salas, se da cuenta de la dificultad del asunto. Pero Cohen Media es una de las pocas empresas cuyo objetivo principal es conseguir que una película llegue a las salas. Al empezar con la distribución, me he dado cuenta de que en los Estados Unidos la relación del público con los cines es muy distinta a como es en Francia. Aquí, un cine tiene vocación de curador, vocación editorial. Aquí, al espectador al que le gusta el cine de Arte y Ensayo, se fía totalmente del programador de su sala de cine preferida, es incluso la sala la que crea el deseo. Si una película francesa se estrena en un multicines, como han intentado la IMC o la Loews, el espectador, incluso el más devoto de cine francés, no va a ir a verla porque no es «su» sala de cine habitual. En Francia, en un multicines como el MK2, películas como Mi familia del norte y The Square pueden estar en cartelera al mismo tiempo. Esto aquí es impensable. Además, en Nueva York las distancias son complicadas, no se cambia de barrio para ir al cine. Por otro lado, la oferta de cines de barrio no es muy alta, y ahora está disminuyendo, desde que cerraron el Sunrise Theater y el Lincoln Plaza. Además, el cine independiente americano, con películas como Call Me by Your Name o Lady Bird ocupa bastante espacio en las salas de Arte y Ensayo. O sea que solo quedan las migajas para el cine extranjero. Estas son las bases de nuestra lucha diaria para que se vean nuestras películas.
¿Esta lucha está enfocada principalmente en el acceso a las salas?
No, también tenemos que luchar con la prensa, para conseguir que los periodistas vean las películas. Últimamente hemos tenido mucha suerte con la película El Insulto, que ha generado muy buenas críticas y ha recibido un empujón con la nominación a los Óscars. Con El Amante doble, tuvimos también muy buena prensa, entonces intentamos estrenarla en los multicines con una estrategia de márketing agresiva: mucha publicidad, un director, François Ozon, reconocido y respetado, fuerte presencia en las redes sociales y un estreno el 14 de febrero, el día de San Valentín, con una contra-programación fuertemente identificada como «las 50 anti-sombras liberadas», estrenada el mismo día. Al final, la estrenamos en un parque de 52 salas, en los multicines no funcionó y en el circuito de Arte y Ensayo sí. Como le decía, el público de los multicines no es el mismo que el de los cines de Arte y Ensayo. Esta experiencia nos ha vuelto a demostrar la impermeabilidad que existe entre los dos tipos de público que va al cine en los Estados Unidos. Pero aún así, con una probable taquilla de 200 000 dólares al final de su carrera, no pensamos que la experiencia haya sido un fracaso: si incluimos a Frantz, hablada en su mayor parte en alemán, El Amante doble va a ser la 6.ª película de habla francesa estrenada en los Estados Unidos en el 2017/2018.
Cohen Media también propone un catálogo de distribución DVD. Actualmente, ¿qué nos puede decir sobre el acceso a las plataformas VOD?
Igual que los demás distribuidores, estamos vendiendo a Hulu, Amazon, Netflix… Pero el problema es fijar los precios, que es como una montaña rusa: durante un tiempo, las plataformas han estado comprando un montón de cine extranjero, pero actualmente han retrocedido en este ámbito, especialmente en Netflix; mientras que Hulu sigue bastante activo… Si la película está nominada a los Óscars, tanto mejor, pero si no lo está, todo es bastante más complicado… De maneral general, las cosas son bastante poco seguras. Cuando compramos una película a un vendedor internacional, sabemos con certeza que podremos venderla a las plataformas en los próximos 8 meses, pero no tenemos ni idea sobre los precios en que habrá que basarse. No hay ni fórmula, ni receta precisas. Distribuir cine extranjero en los Estados Unidos es un trabajo apasionante, así lo vive Charles S. Cohen. En Cohen Media, solemos comprar las películas que nos gustan y que le gustan a Charles Cohen, sin tener en cuenta una temática en particular. Películas que distribuimos con orgullo, como fue el caso el año pasado de El viajante, dirigida por Asghar Farhadi, que obtuvo el Óscar, y que no era para nada una película «fácil». Lo mismo ha ocurrido con El Insulto o con Mal Genio, que vamos a estrenar dentro de poco. Para poder seguir estrenando este tipo de películas, hay que intentar comprarlas a bajo precio, y dejar un poco de dinero para los P&A (Grabados y Publicidad en inglés), que son el nervio de la guerra. A pesar de todo, nos sentimos confiados. Muchas de las películas nominadas a los Óscars este año, como Get Out, Lady Bird o I Tonya, son películas independientes que han funcionado muy bien, sobre todo entre el público joven, muy sensible a la información que les llega por las redes sociales, y por las que ha circulado muchísima promoción. Quizás haya que empezar por ahí, para después abrir un espacio mayor para el cine extranjero.