Daniela Elstner es desde el año 2008, la Presidenta y Directora General de la empresa de ventas Doc & Film International, después de haber trabajado como agente de ventas para Films du Losange. Doc & Film tiene un catálogo de casi 800 películas, entre cine y tele, con una predominación del cine de autor. Estos días está en Nueva York para presentar dos de sus películas: Whatever happened to my Revolution, dirigida por Judith Davis, y Coincoin y los extrahumanos, dirigida por Bruno Dumont.
Acaba de presentar 4 películas de su catálogo en la sesión de los Rendez-Vous, en una manera original, sin tráilers y con un discurso bastante politizado. ¿Pretendía con ello llamar la atención de los distribuidores americanos de la sala?
Primero, he empezado diciéndoles que su trabajo es muy importante: todos los distribudores que tenía ante mi, son, en general, los que tratan con el cine independiente. Son actores clave en la escena cultural y viven en un desafío cotidiano al distribuir en este país cine que no está en inglés. Después les he explicado lo que supone hoy en día trabajar como agente de ventas independiente, queriéndoles decir que si no nos ayudan a trabajar con las películas que les proponemos, no conseguiremos nada. Los americanos nos llevan ventaja en todo los cambios que están afectando a la distribución del cine, entonces podemos dejarles claro que vamos a serles solidarios y que estamos con ellos, y que sabemos muy bien que podemos trabajar juntos «de otra manera». En Europa, tenemos una situación muy privilegiada, ya que la mayoría de los gobiernos mantienen políticas culturales proteccionistas, algo que nunca ha existido en los Estados Unidos. Como la cronología de los medios, por ejemplo, que podemos criticar, pero también hay que reconocer su lado bueno. Con los americanos hay que tener mucha imaginación y también hay que ser muy buen observador, ya que las modas a menudo empiezan aquí. Si sabemos lo que se prepara aquí, podremos preparar mejor lo que ocurrirá a continuación en nuestros países. Por lo tanto, el mercado americano sigue siendo un mercado muy importante que hay que conocer bien.
El catálogo de Doc & Film es muy específico ¿Qué le pueden aportar los Rendez-Vous?
Por muy específico que sea nuestro catálogo, ello no nos ha impedido hacernos con un nicho en el mercado americano. De una manera o de otra, siempre conseguimos vender todas nuestras películas aquí, siempre acabamos encontrando un socio para tal o tal forma de distribución, ya que hoy en día existen muchos niveles distintos de distribución. Además de un estreno «clásico», que es el modelo que corresponde, por ejemplo, a la próxima película de Jonathan Nossiter, Last Words, que estamos vendiendo, tenemos la red de universidades, los estrenos limitados, etc… Coincoin y los extrahumanos ha sido vendido con todos los derechos a Kino Lorber, quien lo va a estrenar con el modelo dos veces, dos horas. Otro ejemplo, conWhatever happened to my Revolution, hemos tenido la suerte de que ha sido elegida para el programa 2019 del Young French Cinema, lo cual no impide que se pueda vender más adelante de otra manera. De hecho, ¡he dejado bien claro a todos los compradores que tienen que verla durante los Rendez-Vous! En los Estados Unidos, todo se hace por la red, los Rendez-Vous son una cita genial para conocer a gente. Cuanto mejor se conoce este país, mejor te das cuenta de la cantidad de cosas de las que puedes aprender. Los americanos tienen una visión muy abierta sobre el cine europeo, pero los distribuidores de cine de arte y ensayo luchan sin descanso para sobrevivir, con lo cual siempre están cuestionando su trabajo, lo cual puede ser una fuente de inspiración para nosotros.
¿Cuál sería un recuerdo particularmente bueno de una venta de películas en los Estados Unidos, en su trabajo como agente de ventas?
Creo que el mejor momento, aunque no lo pude vivir en directo, pues acababa de dar a luz, fue con Cuando sube la marea, que vendía Les Films du Losange, para quien yo trabajaba entonces. Después de la proyección en los Rendez-Vous , en el 2005, Dan Talbot, distribuidor para New Yorker Films, fue a ver a la persona que me sustituía en Films du Losange y le dijo: «Lo compro». Todo ocurrió en cinco minutos, y la película tuvo un éxito enorme en este país. Fue un flechazo total. Algo así puede volver a ocurrir. Por ejemplo, en Angulema, el distribuidor canadiense A-Z Films, después de ver Whatever happened to my Revolution, me dijo: «La quiero, este es mi precio, o lo coges o lo dejas». Tenemos que seguir trabajando con esta gente, son totalmente indispensables.