Caroline Bonmarchand dirige la productora Avenue B Productions desde el 2002, después de haber vivido en Nueva York varios años y de haber producido las películas del cineasta Raphaël Nadjari. Desde entonces, Bonmarchand ha producido más de quince largometrajes con esta empresa, entre los cuales cabe destacar las obras de Marc Fitoussi (3 largometrajes, 1 cortometraje y 2 documentales), de Sophie Letourneur, y las dos películas de Sébastien Marnier, Impecable y La última lección, esta última programada en el Festival. Bonmarchand ha venido acompañando a su cineasta, Sébastien Marnier, a Yokohama, sobre todo para conocer al distribuidor japonés.
¿Este viaje a Yokohama es su primera experiencia en Japón?
Es mi primera experiencia con una película. Luces de París, dirigida por Marc Fitoussi, se ha estrenado aquí, pero no pude venir. No es usual que un productor viaje con sus películas. Pero con La última lección, ha sido distinto, ya que cuando terminamos de hacerla, estuvimos charlando con Hengameh Panahi de Celluloid Dreams, que se ocupa de las ventas, y nos comentó que se trata de una película muy japonesa, sobre todo porque trata sobre temas relativos al medio ambiente y a la amenaza de una guerra nuclear. Y, efectivamente, en los días que llevamos aquí, nos hemos dado cuenta de que este presentimiento era totalmente acertado: además de la reacción del público, los periodistas han hecho una serie de comentarios al respecto a Sébastien, igual que las conversaciones que hemos tenido con el distribuidor japonés, King Records Co.. La película les resulta tremendamente familiar, a pesar de las diferencias culturales. Por ejemplo, les llama mucho la atención la arrogancia de los jóvenes en la película, ¡aunque les hemos aclarado que estos jóvenes no son representativos de la juventud francesa! Hemos charlado mucho con el distribuidor a cerca de cómo la juventud de Japón vivió la catástrofe de Fukushima y qué tipo de traumas sufrieron. Pero parece ser que, si bien hubo traumas a nivel individual, no hubo grandes cambios desde un punto de vista ni colectivo ni político. Sin embargo, sí que sufrieron traumas, y lo cuentan igual que nosotros en Francia, o sea, explicando dónde estaban y qué hacían aquél día, cuando ocurrieron los atentados en el 2015, creando así un punto de conexión común.
¿Cómo fue vender de la película en Japón?
King Records se interesó en la película cuando la vió en Venecia , donde se estrenó mundialmente. Les gustó mucho, pero no habían distribuido ninguna película francesa hasta entonces y, otro motivo de peso, es una distribuidora especializada en cine de terror. Pero La última lección no es una película de terror, más bien se sitúa en un terreno intermedio, entre el cine de autor y el cine de terror. Entonces, decidieron volver a verla en el Festival de Sitges, y allí dieron el paso y tomaron la decisión de distribuirla en Japón. Va a ser una distribución en cines únicamente y el estreno está previsto para octubre próximo. Para ellos, se trata de cine de autor, no es una película para un multicines, lo cual es bastante lógico desde su punto de vista. Les ha hecho mucha gracia comprobar que en Francia la película se ha programado en los multicines, espacio que para ellos solo lo ocupan las grandes producciones americanas. Supongo que, más adelante, las cosas se irán definiendo según los resultados de la película. En todo caso, les ha encantado compartir estos días con nosotros en Japón y cerciorarse de que Sébastien ha realizado todas las entrevistas programadas con la prensa. Éste ha pasado dos días encerrado en la habitación de un hotel, contestando a las preguntas de importantes medios de comunicación y que, de hecho, no eran únicamente medios especializados en el cine, afortunadamente. Ha contado con la ayuda de una intérprete fabulosa, que ha hecho un estupendo trabajo. Este gran interés por parte de la prensa es algo que King Records ha apreciado enormemente, les ha ayudado a ganar confianza.
Que una película como La última lección se venda en Japón, ¿es importante para usted, como productora?
Es fundamental, pues nos ayuda a cumplir el objetivo que nos habíamos fijado con Sébastien, que era enseñar esta película a nivel internacional. Los dos queríamos que esta película, por los temas que trata, se viera más allá de nuestras fronteras. Ya se ha vendido en más de quince territorios, lo cual es fenomenal, sobre todo teniendo en cuenta que en Francia ha pasado algo desapercibida. La han visto 100 000 espectadores, mientras que su largometraje anterior, Impecable, lo vieron 200 000 personas en Francia. Lo que ha lanzado la película muy rápido a la escena internacional ha sido la presentación en Venecia y también la determinación y el trabajo tenaz de Hengameh Panahi y de su equipo, que trabajan cada territorio a fondo. Para Sébastien y para mi, es muy conmovedor recordar cómo hace dos años y medio, charlábamos sobre esta película y hoy, estamos los dos en Yokohama, ante un público del cual podríamos pensar que no tiene nada que ver con nosotros, pero en realidad, compartimos el mismo lenguaje, el lenguaje cinematográfico. Cuando nos ponemos a charlar sobre nuestra película, acabamos hablando de La cinta blanca, de Magnolia, del Pueblo de los malditos, ¡y todos nos comprendemos! Lo mismo nos ha pasado con los distribuidores: vamos a cenar con un grupo de diez personas que no conocemos, y vemos que la cena está cronometrada y jerarquizada, basada en unos códigos que no tienen nada que ver con el tipo de reuniones que hacemos en Francia. Pues al final, todo sale de maravilla, acabamos charlando sobre Parásitos y sobre el cine francés, y todo ello gracias a este lenguaje común que nos úne y que es fundamental para nosotros. Igual que es fundamental que UniFrance siga haciendo posibles, gracias a este tipo de festivales, estos encuentros que nos permiten más adelante concretar negocios, vender películas y enseñarlas en el mundo entero.