Con impresionantes imágenes, este documental, que parece una auténtica investigación científica, nos pide hacer uso de nuestra curiosidad y conciencia para percibir los mecanismos que se esconden detrás de los fenómenos naturales, cada vez más numerosos hoy en día. Hemos entrevistado a Jérôme Duc-Maugé, productor de programas para cocottesminute, y a Isabelle Graziadey, responsable de la distribución internacional para Terranoa.
Unifrance: Todo empezó con un artículo científico que le llamó la atención y, sobre todo, con una buena dosis de curiosidad. ¿Nos puede contar cómo nació el proyecto?
Jérôme Duc-Maugé: En el 2017, mi colaboradora Estelle Raffin, especializada en películas científicas para cocottesminute, me enseñó un artículo que destacaba los beneficios de los incendios forestales en el rebrote de los árboles y en la diversidad de las especies. Muy interesado, le pedí que buscara otros artículos que establecieran un vínculo entre diferentes cataclismos, como los terremotos, tifones, volcanes o maremotos y los beneficios que pudieran tener para la Tierra… Al cabo de seis meses de investigación, encotramos siete importantes publicaciones científicas internacionales recientes, con material suficiente para realizar un documental que confirmara esta teoría: cuando el equilibrio del globo está amenazado, los cataclismos intervienen como reguladores. Acabábamos de encontrar el título de la película.
Después de que France 5 mostrara un primer interés, Christine Tournadre, la directora, se unió al proyecto. Empezó entrevistando a cincuenta científicos que pudieran confirmar nuestra teoría y permitirnos identificar los que podrían aparecer en el documental.
Es evidente que el riesgo era bastante importante pues partimos de un simple artículo, para ir tirando del hilo, etapa por etapa. Al final, esta metodología es también un reflejo de nuestra línea editorial, basada en la curiosidad de los productores, de los autores y de los directores con quienes solemos trabajar.
La cadena de televisión que va a difundir el documental, France 5, ¿les dejó vía libre? ¿O tuvieron algunas limitaciones o ciertos temores relacionados con el marco científico del documental?
JDM: Si hemos podido tratar este tema es porque forma parte de un contexto de cambio climático que provoca unos cataclismos cada vez más fuertes y más frecuentes. La urgencia climática lleva a los Estados a invertir enormes cantidades de dinero en la investigación sobre estos problemas, y a los laboratorios a colaborar a escala internacional. Además, el manejo de datos, cada vez más precisos tanto del punto de vista del análisis como de la prospectiva, permite que la ciencia progrese de manera fulgurante. ¿Cómo se pone en escena esta investigación? Suponiendo que la cadena de televisión, cuyo objetivo es llegar al millón de telespectadores en la primera difusión, no se siente en confianza, France 5 nos dió vía libre, con una condición: que hiciéramos una película viva. Había que ir más allá del simple análisis de datos. Queríamos aportar un conocimiento mejor sobre la Tierra y sus fenómenos, y fomentar una toma de conciencia por parte del gran público.
Para ello, mezclamos tres tipos de imágenes. Científicos trabajando sobre el terreno, en acción: es la idea de «la ciencia en movimiento». Después, vídeos de cataclismos extraídos de bancos de imágenes, ya que no podíamos estar esperando a que ocurrieran los fenómenos. Y por último, imágenes en VFX, en 3D, que representan 16 secuencias de la película. Lo que supone un tercio del presupuesto, algo muy importante para una película con un presupuesto de 700 000€. Estas imágenes en 3D permiten dar forma a mapas originales y reproducir cataclismos como el cierre del Estrecho de Gibraltar, hace varios miles de años, que provocó la desecación del Mar Mediterráneo, y después una actividad volcánica fuera de lo común. La realidad de estas imágenes transmite una auténtica sensación de inmersión.
Han querido darle mucha importancia al trabajo de escritura, para crear una narración verdadera. ¿Puede decirnos más a este respecto?
JDM: Ha sido sobre todo gracias al talento de Christine Tournadre. Es una directora muy exigente, con una firme voluntad de tratar los temas hasta el final y de transmitirlos de la mejor manera posible. Lo hemos comprobado cuando ha entrevistado a más de cincuenta científicos, con el objetivo de elegir los diez más pertinentes para este documental. Lo cual dice mucho de su manera de trabajar.
También la película se ha escrito con el mínimo detalle. Antes del rodaje, teníamos un guión de cincuenta páginas que detallaba la articulación completa de la película. Si comparamos hoy este texto con el resultado final, no hay gran diferencia. En él, se habían previsto los temas que se iban a tratar en las entrevistas, los pasos que había que dar, los tipos de VFX, los mapas en 3D. Lo que nos permitió ser muy precisos cuando tuvimos que trabajar con los científicos durante el rodaje.
Cocottesminute productions es una filial del estudio de animación Parmi Les Lucioles Films, lo cual nos ha dado muchas facilidades para trabajar en este campo. Así pues, cuando trabajamos con el estudio Inthebox, localizado en Annecy y especializado en la 3D para el documental, pudimos aplicar un método de trabajo muy concreto. Hemos avanzado en tres etapas, con un story-board, un animado y al final un diseño, y en cada etapa, hemos contado con el aprobado de los científicos. Al mismo tiempo, trabajamos sobre todo el material, con unos resultados estéticos y realistas, lo cual es bastante raro para este tipo de películas. Por ejemplo, el conjunto de la cartografía y de los esquemas explicativos en 3D es muy coherente, con tonos blancos y azulados. Y por último, este ir y venir constante entre la realización, los científicos y el estudio de animación, ha dado un resultado de una película con una calidad excepcional.
Han logrado reunir varios asociados en torno al proyecto, ¿cómo lo han conseguido? ¿Han contado con la proyección internacional desde el principio?
JDM: Claro. Esta película se ha rodado en más de diez países y trata sobre un tema que afecta a toda la humanidad. En el 2019, antes del rodaje, hicimos un pitch de la película con Isabelle Graziadey de Terranoa, en el Sunny Side of the Doc, para evaluar el potencial internacional del proyecto. Después, logramos el premio al mejor pitch en el Festival Internacional de programas audiovisuales documentales de Biarritz (FIPADOC), en el 2020.
Entonces la RTBF nos confirmó su apoyo, lo cual nos abrió las puertas de la productora belga Eklektik Productions y su gerente Virigine Chapelle. Esta coproducción supuso algo más que una asociación financiera, ya que Christine Tournadre aceptó hacer toda la post-producción en Bruselas. También fue importante el montaje, ya que pudo trabajar con John Pirard, que ha realizado un montaje excelente, ya que, siendo a la vez montador de documentales y de ficción, ha logrado aportar esta dimensión narrativa.
Sin embargo, a pesar de que varios socios internacionales mostraron interés para entrar en la pre-financiación, la producción empezó justo antes de la pandemia, con lo cual cada país se cerró sobre sí mismo. Tuvimos que esperar durante 2 años y avanzar solos en el proyecto, casi hasta el último día de montaje, para estar seguros de que la NHK, AMC Network Iberia y EarthX TV iban a aparecer en los títulos de crédito.
Isabelle Graziadey: El atractivo de esta película es más que científico, es una investigación científica. Incluso la RTBF, que no tiene ventana dedicada a la ciencia, emitió el documental un domingo por la noche, en la ventanilla Sociedad. Entre los demás socios, que suelen emitir los documentales que compran en la versión de 52 minutos, varios de ellos decidieron comprarnos la versión de 90 minutos.
Las últimas ventas que hemos logrado en Terranoa han sido para la SVT, RSI y SRC en Canadá y estamos a la espera de firmar nuevos contratos en breve.
¿Cuáles han sido las primeras reacciones sobre el documental?
JDM/IG: Muy buenas. En primer lugar, la promoción se ha hecho más allá de la prensa especializada en contenido audiovisual. La prensa generalista, como Le Monde o Le Figaro, se ha echo eco del documental, y también revistas científicas, como Géo.
El documental se emitió al margen del Día de la Tierra, lo que le aportó un eco particular. En Francia, la primera emisión alcanzó los 860 000 telespectadores, sin contar la repetición, lo cual nos situó en la parte media superior de la franja Ciencia Gran Formato.
A nivel personal, sé que la directora no ha recibido nunca tantos correos o mensajes de los telespectadores, saludando la calidad de su trabajo.
Es un tema de actualidad que muestra un compromiso por la Tierra. ¿Era importante para ustedes este compromiso?
JDM: Nuestra línea editorial está llena de temas poco comunes o poco tratados en televisión. Algunos pueden resultar demasiado serios, o incluso provocar ansiedad. Pero nuestra voluntad es siempre tratarlos de manera que el espectador quiera comentarlos al día siguiente. Un documental tiene que crear debate sobre temas complejos. Para nosotros, era importante crear la forma para que estuviera al servicio del mensaje.