Anita pasea sola por una zona portuaria. Anita ha salido del albergue en el que se aloja. Es de noche. Unas grúas iluminadas asoman al horizonte. Las fábricas escupen el humo en los haces de luz, raíles de vías muertas se ofrecen como caminos. En medio de este paisaje, aparece una caravana, en medio de la nada, con un ambiente cálido y lleno de colores. Anita se acerca. Hay un bar con clientes y un camarero. Éste se llama Goulven. Anita ve en él la libertad que ella nunca conoció. Y él ve en Anita el deseo de unión que él nunca sintió.