Anna, sintiéndose demasiado frágil y demasiado joven, hace cuatro años que abandonadó a sus dos amores: Pierre, su hijo de algunos meses, y Benoît, el hombre de su vida. Al morir éste, Anna intenta reforzar los lazos con el hijo que abandonó. Un niño pequeño que se expresa en un idioma inventado y que nadie comprende.