En Newcastle, Ricky y su familia llevan luchando contra la pobreza varios años.
Y, sin embargo, ni él ni su mujer Abby, nunca han dejado de trabajar.
En paro temporalmente, Ricky piensa que convertirse en chófer-repartidor por su cuenta, con su propio camión, puede ser una buena solución para salir del bache. Abby, que es enfermera a domicilio, le ayuda en su proyecto vendiendo su propio coche. Pero Ricky tiene que dar cuentas a la empresa de transporte que le pasa los pedidos y controla su trabajo. También su vida y la de su familia. Empieza entonces para toda la familia una espiral infernal con las trampas de la uberización.