Con los testimonios de los hibakushas que le recuerdan su experiencia pasada, Rithy Panh intenta manejar estas historias en todos los sentidos a partir de imágenes, palabras, miradas que testifican sobre la tentativa de destrucción no solamente de lo humano, sino del ser. Y sin embargo, ahí siguen las huellas. Tangibles, reales. Incluso la naturaleza habla. Algunas plantas se convierten en monstruosidades, mientras que otras resisten y curan las heridas.