La familia Badri huyó de Beirut hace 10 años, y de una interminable crisis de residuos, para vivir idílicamente en las montañas, lejos de la contaminación y de los problemas de la capital. La casa que ocupan es un pequeño paraíso, regido por las reglas establecidas por el padre Walid, de 45 años. A pesar de que es bastante autoritario, el amor circula en este agradable exilio. Soraya, la madre de 43 años, y las dos hijas, Tala, de 16 y Rim de 9, parecen también vivir felizmente. Solo la madre de Walid, Zeina, de 79 años, echa de menos la vida en la capital.
Tras largos años de inercia, parece que el gobierno ha encontrado una solución: los residuos acumulados serán enterrados en un modernísimo centro construido para tal fin... en el terreno contiguo a la propiedad de los Badri.
Mientras la basura empieza a acumularse en la puerta de la caa, la tensión y los malentendidos surgen en la familia, quien toma conciencia que la basura no se acumula solo de puertas para afuera. Incapaces de seguir ignorando el mundo que les rodea, el sueño de vivir en autarquía va a ser puesto a prueba.