En los vastos salones de una antigua mansión en la que el tiempo ha dejado su huella, Anna, afectada por un duelo repentino, deja pasar los días en soledad.
El paisaje rural siciliano que rodea y aisla la casa es salvaje y de gran hermosura, mientras la niebla rodea lentamente los flancos del Etna.
El silencio es interrumpido solo por los pasos de Pietro, el encargado de la casa. De pronto, llega Jeanne, la novia de Giuseppe, el hijo de Anna, que le ha invitado a pasar unos días a Sicilia.
Anna no conocía a Jeanne y Giusseppe está ausente. Va a volver pronto, muy pronto... es lo que Anna le dice a Jeanne.
El tiempo pasa, las dos mujeres aprenden poco a poco a conocerse, mientras esperan juntas que llegue la Pascua, pues Giuseppe vendrá para la procesión.