E y A se aburren mortalmente en el jardín del Edén. Una noche se escapan con el descapotable de Dios. Al amanecer, éste se da cuenta del robo, y, lleno de ira, llama a Dinosaurio, su mano derecha, para que les persiga.
E y A llegan en seguida a la ciudad: ¡van a disfrutar por todo lo alto! Pero Dinosaurio les está pisando los talones. Poco después, se los encuentra sentados a la mesa devorando una montaña de hamburguesas. Entonces, poco a poco, Dinosaurio saca su arma del bolsillo y dispara.