El relato encendido de una pasión sentimental se mezcla con la loca esperanza que ha creado Mayo del 68. Jean-Pierre Thorn remonta el hilo de su vida para encontrar los personajes rebeldes que han formado parte de sus películas: los obreros en lucha en los años 70, hasta los hijos de éstos en el movimiento hip-hop... y hoy en día los chalecos amarillos de una rotonda de Montabon.
Todos juntos representan un fresco luminoso que prolonga y responde a las cartas de su amante, arrancada a la vida demasiado rápido. En ellos se ve cómo la ira de Mayo sigue más viva que nunca: como una brasa que duerme bajo la ceniza.