En París, a donde le llevan sus trapicheos de dinero, Alex vive un extraño encuientro con dos chicas: Fred que no es de su mismo medio y que le atrae nada más verla y la tierna y solitaria Silvia. Fred quiere poner a prueba a Alex y monta un extraño juego de seducción. Como lo haría un personaje de Marivaux, se deleita en ir colocando los deliciosos obstáculos necesarios para que nazca el amor: Silvia se pondrá a seducir a Alex y Alex terminará sintiendo una fuerte atracción por Silvia. Pero Fred cae en su propia trampa. Se enamora perdidamente de Fred y éste no sabe a cual de las dos dedicarse ya que Silvia también está loca por él. Al cabo de una noche en que se suceden desencuentros, zarpazos, risas y llantos el trío descubre lo que realmente les une: los sentimientos.