A sus treinta años, Alberto comparte su tiempo entre un trabajo atontante y Louis, su canario. Un día, al volver del trabajo, se encuentra a Louis muerto, inerte en el fondo de la jaula. Durante la noche, se siente desesperado y se pone a pensar.
Pasado un tiempo, Alberto se encuentra en un parque, durmiendo encima de un banco. Le ha crecido el pelo y la barba. Le recoge un servicio social par llevarlo a un hospital para indigentes. Al hacerle una revisión se descubre que Alberto ha perdido el habla y que se comunica silbando.
Mientras se lava, Alberto concoce a un hombre de unos cincuenta años que también silba mientras se ducha. Se llama Louis y le propone que le siga a una direción donde pueden ir juntos. Y así empieza el viaje….