Una casa a la que todo el mundo va con gusto. Largas veladas donde la gente ríe, mira, escucha, dice algo, lo contradice. Eso es lo bueno de estar entre conocidos. Todo se admite y tanto invitados como dueños de casa disfrutan de esos momentos alternados de franqueza o gran reserva, de duda, de alegría fundada o infundada…
Los dueños llevan una vida envidiable, todo les sale bien. Pero de pronto, la mecánica se desajusta. Un día, alguien sale y tarda en volver. Cuando por fin suena el timbre, el mundo ha cambiado. Un día, un hombre y una mujer se cruzan en esa casa y se ven realmente por primera vez. Uno de ellos lo ha querido así, el otro no. El uno quiere hablar, el otro no. ¡Qué difícil vivir bajo un mismo techo cuando no se quieren las mismas cosas!