Con espíritu onírico, esta película, creada gracias a la tecnología en 3D, utilizada aquí como una herramienta de pintura, se puede ver como un sueño donde se descubre un paisaje extraño, entre realidad e irrealidad, y cuya apariencia cambia crescendo, para convertirse en un paisaje apocalíptico, a través de llamas y tinieblas hasta el punto de la perdición, en un ambiente sonoro y luminoso. Los elementos surrealistas presentes en este paisaje se cristalizan en el tiempo y el espacio, más allá de un límite imaginario. Este viaje poético y virtual toma su origen en el mito de la caja de Pandora, simbolizada aquí por una caja blanca que se abre y descubre entonces el paisaje misterioso hacia el cual el artista nos dirije.