Sinopsis
En la pequeña localidad de Cabosse, los lugareños disfrutan de una gran longevidad. Partiendo de este hecho como reclamo comercial, Victor Hardy se propone construir una urbanización en unos terrenos de poco valor. El único obstáculo es Dumont, un viejo obstinado, que, a diferencia de los demás, se niega a venderle sus tierras.
Créditos
Director (1)
Actores (31)
Producción y distribuición (4)
- Productoras extranjeras : Cineriz, Royal Film
- Productora asociada : Filmsonor Marceau
- Exportación/Ventas internacionales : Newen Connect a TF1 Group Company, Tamasa Distribution
- Distribución en Francia : Cinédis
Elenco detalladado (17)
- Adaptadores : René Clair, Jacques Rémy, Jean Marsan
- Guionistas : René Clair, Jacques Rémy, Jean Marsan
- Dialoguistas : René Clair, Jacques Rémy, Jean Marsan
- Director de fotografía/imágen : Pierre Petit
- Autor de la música : Georges Van Parys
- Asistentes de dirección : Costa Gavras, Claude Pinoteau
- Montadora : Louisette Hautecoeur
- Ingeniero de sonido : Antoine Petitjean
- Productores extranjeros : Guido Giambartolomei, Angelo Rizzoli
- Productores : Hubert Vincent-Bréchignac, Georges Lourau
- Asistente de cámara : Albert Militon
- Camarógrafo : Noël Martin
- Directores de producción : Jacques Planté, Serge Vallin
- Montadora auxiliar : Arlette Lalande
- Escenógrafo : Jacques Chalvet
- Decorador asistente : Jacques Chalvet
- Director artístico : Léon Barsacq
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Detalles técnicos
- Tipo : Largometraje
- Géneros : Ficción
- Subgéneros : Comedia
- Idioma de rodaje : Francés
- Orígenes : Francia, Italia
- EOF : No especificado
Taquilla y estrenos
Televisión
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Noticias y premios
Comentarios
"Una película amable, popular, una comedia rural de lo más sencilla, (...) las aventuras de un granjero que se niega a vender su fina a una inmobiliaria atrapan inevitablemente al espectador (...) filmada con elegancia." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
Critica
Canto del cisne de un gran realizador francés que poco después se retiraría del cine. Aquí nos sorprende con una comedia rural cargada de acidez. La crítica nada encubierta a los tiburones del desarrollismo económico que poco después aterrizaría en nuestras costas y ciudades antes del frenazo que supuso la crisis del petróleo.
La cinta se inicia con un París que ya no es el de los tejados y los cantantes, donde las chimeneas de las casas se ven suplantadas por los tubos de escape de los coches y los atascos. Clair mira con desdén su ciudad que ha cambiado y sitúa como contrapunto el rural sur francés. Los especuladores inmobiliarios pretenden tirarlo todo y construirlo nuevamente, como hiciera la "nouvelle vague" con el cine clásico francés. Pero lo que Clair contempla como la reserva cultural francesa ante la modernidad, el campo, es dibujado con un excesivo uso de tópicos sobre el ignorante campesino, al que sin duda no conocía. El analfabeto de aquí no es un Paco Rabal, sino más bien Marianico el Corto. Y el pueblo está lejos de ser a su vez una reserva moral. La llegada del "porvenir" es aplaudida y caracterizada casi como una reproducción del "Bienvenido, Mister Marshall" de Berlanga, película que tras su éxito en Cannes sin duda conocía y director con el que llegó a colaborar dos años más tarde. No faltan las inauguraciones, las pancartas, la Lolita Sevilla de turno, los discursos del alcalde, etcétera...
Y es que esta película de Clair nos recuerda mucho al cine español e italiano de costumbres, y el hecho de que en el magnífico doblaje al español participase Alfredo Landa dando voz a un gañán fortalece dicha sensación. Sensación que a su vez es entre ácida y amarga si observamos la película en su conjunto, alejada del alegre vivir de otras películas de Clair. El mensaje es contundente y anticapitalista, tan de los sesenta, muy apropiado para el lugar de reconocido académico e intelectual francés que por entonces ostentaba el director, que también escribe esta obra. Se detecta incluso un intento por resultar menos clásico en su modo de filmar, con movimientos rápidos de cámara, montaje veloz, zoom... Pero estaba claro que Clair perdía ya su posición dentro del cine pese a sus intentos por estar al día, y de hecho los mejores planos de esta historia son los que nos recuerdan a sus películas más clásicas, haciendo uso de la imagen sin acompañamiento sonoro, al modo del cine mudo, o retratando la inocencia de los sentimientos.
Al final el resultado no deja de ser divertido y adquiere un ritmo trepidante en algunos momentos, nos engancha y nos desespera la tozudez de los personajes, y consigue hacernos reír. ¿Es el mejor Clair? Ni mucho menos ¿Es la obra más original de su autor? Para nada ¿Nos inquieta? Tampoco. Pero el caso es que después de todo nos hace pasar un muy buen rato, y de eso se trata ¿no? Y me quedo con la genial escena de llegada en helicóptero de Tulipán al prado de ovejas en busca del pastor. Mondante.
© Rexmundi
Source : filmaffinity.com