Contribuimos al olvido. O al revés. Venimos a soplar sobre el ruido polvoriento de las máquinas, a avivar los recuerdos de las antiguas fábricas búlgaras, abandonadas desde hace algunos años. Escribir. Filmar. La poesía que se despliega sobre los muros decrépitos, en medio de los cristales rotos. Dejando al azar de las luces, el trabajo cuidadoso de desvelar sobre la película las palabras y los poemas adormecidos.