Cuando Oumou cumplió catorce años, tuvo que irse de su pueblo para venir a Bamako a trabajar como empleada doméstica. Oumou conoció el trabajo sin límite, la humillación y un sueldo de miseria. Al igual que otros cientos de miles de jóvenes de Mali, Oumou soporta esta vida dura, esperando que un día su vida cambiará. Por las tardes, estas pequeñas domésticas se reúnen y dejan escapar sus frustaciones. Con ayuda de algunos militantes, algunas de ellas empiezan a organizarse para defender sus derechos. Mientras tanto, Hawa, en su pueblo, se prepara para viajar a la capital por primera vez.