Benoît no ha podido ir al entierro de su madre, el tren ha llegado con retraso. Como siempre, tarde y calamitosamente, llega por fin a la casa familiar, donde le esperan su hermano, sus dos hermanas... y un desorden total lleno de recuerdos.
Y ahí, en medio de los recuerdos de su niñez, en la intimidad de su cuarto, la ve... la oye. ¡No le va a dejar tranquilo!