En el versante de una montaña, en Japón, Sansei está haciendo el cómputo anual de piedras. Más abajo, escondido tras un arbusto, Shibagaki espera, con una piedra en la mano, a que pase un humano. Los dos espíritus no tardarán en encontrarse. Al mismo tiempo, dos actores de kabuki, teatro tradicional japonés, representan esta historia.