La película Traduire es la tercera y última parte de una trilogía, que sigue a D’une langue à l’autre y a Langue sacrée, langue parlée.
Es una obra-torre de Babel en la que unos traductores de distintos países, cada uno en su idioma, narran su experiencia de transmisores de la literatura hebraica, escrita a lo largo de los siglos: el Midrash, la poesía hebraica medieval, la literatura moderna y la contemporánea. Los traductores hablan con entusiasmo de su confrontación con una lengua que llega a veces a obligarles a transgredir las normas de la suya propia.
Se trata de una literatura en que coexisten a menudo varios estratos. En el hebreo moderno, el entrelazado que forman esas distintas capas puede provocar un efecto irónico, burlesco, que para nada facilita la labor del traductor. Anna Linda, traductora al italiano de S.Y. Agnon (premio Nobel de literatura) habla incluso de la « crueldad del autor que omite indicar la fuente de sus innumerables citas. El hebreo de Agnon le ha llevado a lo que ella califica como « agnon-izaciónn » de le lengua italiana. Ala Hlehel, traductor al árabe de una obra de teatro de Hanoch Levin, dice : « He tenido que renunciar a respetar las leyes de mi propia lengua … ». Para Chana Bloch, traductora al inglés de la poetisa Dahlia Ravikovitch: hay que « forzar los límites de lo confortable, de lo tolerable en inglés ».