Nueva York, 1950. Apasionado por la pintura, Jack va de museo en museo durante todo el día. Jack roba los cuadros y ¡luego los esconde en su casa para comérselos! Jack se alimenta de cuadros, que le llevan al éxtasis cuando se los come. Pero, de tanto comer cuadros, éstos empiezan a escasear, hasta desaparecer.