No teniendo con qué alimentar a sus hijos, un leñador y su mujer se resignan a abandonarlos por el bosque.
Afortunadamente, el benjamín de los hermanos, conocido por Pulgarcito, espía la conversación y, precavido, recoge unas piedritas blancas que va dejando caer por el camino una a una para que sus hermanos y él puedan volver a casa.
Al día siguiente, el padre pone en marcha su siniestro plan. Pero Pulgarcito y sus hermanos regresan fácilmente a casa gracias a las piedriecitas sembradas por el camino.
Una vez que vuelven a caer en la más extremada precariedad, los padres deciden vover a abandonar a sus hijos en el bosque. Pero, esta vez, las migas de pan que va dejando caer Pulgarcito se las comen los pájaros y los niños no vuelven a encontrar el camino de su casa.
Llegan a una choza a pedir cobijo. La mujer que les recibe intenta convencerles de que no entren porque su marido es un ogro que se come a los niños pequeños pero éstos insisten en que les deje pasar por preferir el ogro a los lobos del bosque.
Al volver de la caza, el ogro poco tarda en descurbir a los niños que su mujer había escondido; decide devoraralos en el acto pero su mujer logra convencerle de que deje el festín para el día siguiente...
Durante la noche, el ogro se levanta hambriento y se dispone a comerse a los niños enseguida.
Pero, una vez más, la habilidad de Pulgarcito les salva la vida a ély a sus hermanos...