Roger, de sesenta años, vive en casa de su hija Magda, que tiene treinta años. Roger es bromista, extravagante pero sobre todo está convaleciente. Además de ocuparse de este invitado que le invade, Magda tiene que trabajar, ocuparse de sus estudios por correspondencia y de una relación en suspenso. La convivencia con su padre, que existe desde hace seis meses, es cada vez más difícil. Durante una enésima pelea, Magda decide vengarse.