En 1777, Mesmer vuelve a Viena para establecer su reputación y poder curar utilizando los principios de magnetismo animal. Cuando consigue curar a la joven ciega, la Señorita Paradis, hija única del secretario de la Emperatriz y excelente músico, Mesmer aprovecha la ocasión para enseñar su talento y hacérselo llegar a la corte. Pero la recuperación de la Señorita Paradis va a levantar pasiones y celos y va a desencadenar movimientos tan hostiles como irracionales.