A Manon poco le importa quién es Luciano. ¿Acaso no se inventa ella misma historias poco creíbles? Lo que le gustó a Manon en esta historia fué es que se dejó llevar por la magia del momento. Incluso si Luciano hubiera sido el diablo en persona, Manon se habría dejado llevar por la tentación. Y la noche habría sido maravillosa.