Después de haber estado diez años en el extranjero, Catherine vuelve a Luxemburgo para retomar contacto con su hija Alba, que se ha criado con Elisabeth, la madre de Catherine. La reacción de Alba es fría y distante ante la llegada de esta extraña que aparece inopinadamente en su vida. Elisabeth, por su lado, tiene claro que tiene que proteger a su nieta y mantener a Catherine lejos de ésta.
Un día, Catherine no aguanta más: con todo el mundo en contra, decide irse con Alba de excursión, cerca de un lago al norte del país. Comienza entonces un viaje insólito durante el cual la joven tendrá que darse cuenta de que el mayor enemigo está quizás escondido en el fondo de ella misma.