Matilda no consigue dormir y se pone a jugar con la lámpara de la mesita de noche, ¡pero la bombilla se funde! Matilda se queda a oscuras. Una vez que se le van los primeros miedos y con ayuda de una linterna, la niña empieza a sentirse a gusto en la obscuridad y empieza a descubrir poco a poco los encantos de la noche.