Salomé solo piensa en lo único. Su vecino, Nicolas, también, pero por lo menos, él lo practica. Incluso con un montón de chicas que se lleva a su casa. A Salomé le gustaría ser una de esas chicas. Entonces, se pone a rondarlo y Nicolas no se entera. Pues, después de todo, Salomé no es más que una cría.