Tras varios años de ausencia, Anna, de unos treinta años, vuelve a casa. El regreso a la familia ocurre bajo tensión, ya que el único contacto mantenido ha sido a través de algunas postales enviadas a su abuela. A pesar de la insistencia del hermano, Anna no dice nada respecto a las razones por las que se fue ni respecto a su regreso repentino.