Eenola, una chica de unos veinte años, camina sin rumbo por las montañas. Eenola está vestida con pieles de animales, accesorios militares, una falda y un gran chaleco. Eenola se alimenta con lo que caza y después guarda las presas como trofeos: pájaros, roedores, alimañas feroces o enfermas. Eenola cuenta cada día que pasa, cada año que forma su deambular así como sus víctimas. Durante uno de sus paseos, Eenola vislumbra en lo alto de una colina una cabaña que parece habitada. Allí va a encontrar un hombre de cierta edad que vive en la cabaña tranquilamente.