Al final del día, en el campo, en Francia. Una mujer, mi madre, refugiada política, comunista exiliada, se pasea por los paisajes de la región del Morvan, donde ha elegido vivir pues este paisaje le recuerda a su tierra natal, Marruecos. En estas tierras, van a surgir poco a poco las reminiscencias del otro lugar. Un territorio mental, el único país de la exiliada, que se propaga, como los espíritus que quizás habitan en la casa.