Con este conjunto de treinta imágenes, Alexander Schellow continúa su trabajo de rememoración a través del dibujo y la animación, esta vez a partir de escenas observadas en Marsella. Las imágenes, formadas por animaciones de tres segundos y montadas en continuo y en alternancia con pantallas negras, aparecen y desaparecen antes de que el espectador pueda percibirlas, como si fueran recuerdos que se filtran inconscientemente en la percepción.