Amal está sola en el hangar de una estación, con una maleta en la mano. Es su último viaje. Se acerca una silueta, es un desactivador de minas. Amal tiene una bomba en su maleta.
Amal quería morir, pero la voz del desactivador es tan tranquila y sus manos tan suaves, que Amal empieza a dudar. No es el caso de las agujas del reloj.