Allí, el sol gira alrededor del horizonte, sin desaparecer nunca, y su luz inunda los días y las noches. Después llega el invierno y, en lo más profundo del invierno, la obscuridad invade los días y las noches. El hombre se acostumbra a todo esto, con su luz.
Es un día de invierno en Hofsos, pequeño pueblo del norte de Islandia.