A la víspera de la demolición del campo de Rivesaltes, en el sur de Francia, Sylvia Ruth Gutmann vuelve a visitar este lugar abandonado donde estuvo detenida de niña. La vamos a seguir para intentar encontrar un último resto de vida en este lugar tormentoso, habitado por los espíritus y por los recuerdos tanto personales como colectivos. Su viaje se realiza a través de un poema interpretado en diferentes idiomas. Este poema evoca el sufrimiento de las personas que estuvieron prisioneras en este campo.