Hay historias humanas que son evidentes. Hay otras que hay que ir a buscar más lejos. Un gran edificio de ladrillo rojo se ha convertido en el lugar donde se citan aquellos que sufren las sacudidas de este terremoto económico que es la crisis. Se trata de los baños municipales de la calle de Charenton, en el barrio número XX de París. Allí podemos encontrar a Billy, un antiguo vendedor de calle. O a Karima, una limpiadora que viene todas las semanas para lavarse el pelo. O a Dione, un estudiante senegalés, acostumbrado a frecuentar estos lugares desde la infancia. Para los nuevos precarios, este establecimiento lleno de humanidad, juega un papel esencial como "nervio social", en una sociedad que se resquebraja por todas partes.