Hace cuarenta y tres años, Fernando Aubert, secretario de las Naciones Unidas en Ginebra, decide quedarse a vivir en Perú, tras haber descubierto durante un congreso sobre la pobreza en el tercer mundo, las condiciones de pobreza extrema de los niños que viven en la calle. Junto con Paco Cagigao, un psicólogo peruano que se convertirá en su compañero, viajan hacia las montañas para crear la granja escuela de Achalay. Hoy en día, en San Andrés, al pié de los Andes peruanos, la granja escuela de Achalay ayuda a los niños a convertirse en hombres y mujeres adultos y orgullosos de serlo. Estos niños con un pasado doloroso van a renacer poco a poco, bajo la luz de Achalay.