Marion murió, tenía veinte años. Su hermano, su hermana y su amante se han dado cita delante de la tumba, un año después. Cada uno con su camino, su comportamiento y su manera de vivir el duelo, de aceptarlo o rechazarlo. A través de sus historias, se van a producir una serie de encuentros y de emociones. ¿Irán todos al cementerio a las cuatro de la tarde? Julio, el amante, lleva la película a una carrera que llegará no solo hasta la lápida, incluso hasta el ángel.